Desde hace una década estamos
familiarizados con el término de Estrés.
Diariamente escuchamos a los que nos rodean decir frases como: Qué estrés
tengo, tengo mucho estrés, necesito unas vacaciones para quitarme el estrés…
Pero:
¿Sabe
usted realmente lo que significa tener estrés?
¿Sabe
que el estrés, necesariamente, no tiene que ser negativo?
Antes de aclarar estas
cuestiones, permítanme poner más luz sobre el asunto.
De todos es sabido que el tipo de
sociedad, y por tanto de cultura, en la que nos encontramos sumergidos implica
una serie de desgastes físicos pero sobre todo de desgaste emocional y que sólo nos preocupamos de este y lo
comunicamos cuando ya es tarde.
Pongamos un ejemplo.
A) Supongamos que una persona tiene un dolor de tobillo. Al principio
no le da mucha importancia y, simplemente, comenta en su casa o en el trabajo
que se ha levantado con una molestia en el pie. Van pasando los días y al
tercero, al ver que el dolor no cesa, comienza a comentarlo más frecuentemente
a las personas de su entorno. Los días van pasando y entre el cuarto y quinto
día su pareja, sus compañeros, familiares e incluso su jefe le recomiendan que
acuda el médico. Tanto es así que en una semana ya habrá llamado al médico para
que le vea el tobillo y le de unas indicaciones de cómo aliviar su dolor.
Por tanto fíjense que el dolor es
físico, es fácilmente comunicado a su entorno, es conocido por los demás, recibe
apoyo y comprensión de sus semejantes y rápidamente por su médico.
B) Ahora bien, supongamos que esa misma persona padece Estrés. Al
principio notará que tiene cierta inquietud, no dándole mucha importancia y no
comentándoselo en casa ni en el trabajo. Van pasando los días y al tercero, nota
que la molestia no cesa empezando a sentir cierta angustia, sequedad de la
boca, sudoración, etc, y sigue sin contárselo a nadie o quizá se atreva a
decírselo a su pareja o a su mejor amigo. Al cabo se una semana comienza a
sentir ansiedad y ni se le ocurre contar este dolor al resto de familia, amigos
o compañeros de trabajo y mucho menos a su jefe.
Por tanto fíjense que el dolor es
emocional, difícilmente comunicado a su entorno, no es conocido por los demás,
no recibe el apoyo ni comprensión de sus semejantes y lentamente acudirá al
médico, probablemente al cabo de algunos meses.
Piensen un momento en esto: El dolor físico es entendido por nuestra
sociedad, pero el dolor emocional no tanto. Y entre las diferentes razones
destaco la siguiente: Hay una tendencia a pensar que si alguien sufre estrés o
depresión es que es débil, delicado o femenino… Y la cuestión es que también
depende del sexo. Entendemos más a una mujer que dice que sufre estrés o agobio
que a un hombre. De todos modos este asunto de las diferencias entre hombres y
mujeres lo trataremos en otro momento, al hablar sobre los esclarecedores
estudios que han realizado de los Psicólogos Sociales. Y como decíamos al
comienzo, antes de mostrar el ejemplo, sólo
nos preocupamos del Dolor Emocional y lo comunicamos cuando es demasiado tarde.
Volviendo a las cuestiones
planteadas al principio, respecto a la primera hay que indicar que las definiciones
de Estrés son varias en función de cómo se conceptualice el término. Nosotros daremos una definición coloquial
al concepto de Estrés: Respuesta que realiza nuestro cuerpo y mente
ante determinados estímulos que consideramos agresores de nuestro bienestar.
Fíjense que he subrayado la
palabra mente. Pues es ella, y no nuestro cuerpo, quien percibe dichos
estímulos (como buenos o malos), procesa la información y hace que nuestro
cuerpo reaccione.
Respecto a la segunda cuestión, decir
que el estrés no siempre es negativo. De hecho algunos autores (Selye,
1956; Edwards y Cooper en 1988) utilizan
dos conceptos diferentes: Eustrés y Distrés
Eustrés: Es el estrés bueno. Aquel que nos permite realizar las
tareas que tenemos encomendadas en la casa, en el trabajo, o simplemente es el
estrés que nos estimula para que realicemos lo que deseemos en ese momento. Es el estrés que nos permite al fin y al cabo
sobrevivir como individuos y como especie. O según Peiró, 1999, hace referencia a situaciones y experiencias
en las que el estrés tiene resultados y consecuencias predominantemente
positivos porque produce la estimulación
y activación adecuadas que permiten a las personas lograr en su actividad unos
resultados satisfactorios con costes personales razonables.
Distrés: Es el estrés malo. Y realmente cuando acuñamos la palabra
estrés nos referimos a este segundo concepto. Es aquel que nos incomoda,
perjudica e incluso angustia. Suele surgir cuando percibimos que una situación
es superior a nuestras habilidades o no tenemos los recursos necesarios para
enfrentarnos a ella. Hace referencia a
situaciones y experiencias personales desagradables, molestas y con probables
consecuencias negativas para la salud y el bienestar psicológico. Peiró,
1999.
En definitiva, una vez aclarado
estos términos y a modo de conclusión, cabe ahora que el lector se plantee:
1.- Si a partir de ahora esa preocupación que le da usted al dolor
físico se la va a dar al dolor emocional, que se sufre por el estrés, suyo o del
otro.
2.- Que cuando diga o se pregunte si tiene estrés, quizá quiera
decir que tiene Eustrés.
Tengan un Eustresante día!!
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